(Receta sacada del blog de Maria Lunarillos)
Ingredientes
·
600 g de harina de repostería
·
400 g de mantequilla fría
·
60 g de azúcar
·
50 g de vino blanco
·
50 g de zumo de naranja
·
Ralladura de 3 naranjas
·
Azúcar glas para el acabado
Elaboración
Rallamos la piel de las
naranjas, después de limpiarlas bien. Exprimimos lo que sea necesario hasta
obtener la cantidad de zumo indicada.
Pesamos la harina y la
tamizamos. En el bol de un robot ponemos la
harina, el azúcar, la mantequilla cortada en láminas, el zumo, el vino y la
ralladura. Mezclamos bien hasta que todo se cohesione. Hacemos una torta con la
masa, la envolvemos bien en plástico y la dejamos reposar en el frigorífico de una hora a toda la noche.
Sacamos la masa
a la encimera enharinada y la dejamos templar un pelín. La estiramos con un rodillo hasta un
grosor aproximado de 1 cm. Le hacemos un pliegue, como si fuera hojaldre , para
ayudar a que los dulces se hojaldren.
Hay que quitar bien con un pincel la harina de
la cara interior que vamos a doblar, porque si lleva demasiada harina quedarán
después excesivamente despegadas las capas (de hecho en alguna de las
hojaldrinas de las fotos se aprecia). Volvemos a estirarla con el rodillo en un
rectángulo largo y hacemos otro pliegue.
Estiramos otra
vez la masa con el rodillo, hasta un grosor de 1,5 cm, y la cortamos en rectángulos o cuadrados
sirviéndonos de alguna guía (una regla grande va bien) con un buen
cuchillo, con un molde rectangular o con un cortador de
pizza. Funciona de
maravilla. Eso sí, hay que tener cuidado de que el corte sea limpio y no
aplastemos los cantos de las hojaldrinas, porque entonces no crecerían bien.
Vamos colocando
las hojaldrinas sobre una bandeja de
horno antiadherente o forrada de
papel de hornear y las horneamos a 175º
unos 30 minutos, hasta que empiezan a dorarse, con calor arriba y abajo
y ventilador. Si no tenéis aire en el horno deberéis subir la temperatura
15-20º). Cuando están hechas (conviene abrir alguna para ver si están bien
cocidas) se sacan con cariño a una rejilla. Cuando estén bien frías se espolvorean con el azúcar glas. Y a comer.
Estas hojaldrinas tienen un delicioso a
la vez que bastante sutil sabor a naranja y a pesar de la ingente
cantidad de mantequilla que llevan, no resultan nada grasientas. Los dulces
mantecosos se conservan de maravilla en una caja metálica.
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